viernes, 2 de mayo de 2008

El gran Desfile de Silleteros





Periódico EL DIARIO de Medellín, viernes 26 de abril de 1957.

Del Desfile de Silleteros puede afirmarse que se trata de una gigantesca puesta en escena, una dramaturgia colectiva que transcurre ante los espectadores como una secuencia de episodios que en su totalidad narran una historia, y mediante la cual Medellín se proyecta ante el mundo con su rostro más festivo.


Antonio Castrillón, vereda El Plan. Silletero fundador Periódico OCCIDENTE de Medellín, 18 de marzo de 1957

  El esquema básico del desfile proviene de antiguos y venerados modelos religiosos, en particular el desfile del Corpus Christi, cuya pomposidad y colorido fueron famosos en el Medellín de la primera mitad del siglo XX. Sus ingredientes centrales aludían a la profusión de altares atiborrados de artísticos arreglos florales y, además, la profusión de arcos, tapetes floridos, guirnaldas y coronas en las calles centrales de la ciudad. Desde aquellos años, por gestión de los clubes de jardinería y de las damas del Cuadro de Honor de la Sociedad de Mejoras Públicas, se hacían sobrevuelos en aviones militares, esparciendo pétalos y flores sobre las multitudes.

Periódico EL COLOMBIANO de Medellín, domingo 5 de mayo de 1957

  Muchas crónicas y novelas se deleitaron describiendo los preparativos de estos altares y arcadas de los lugares por donde pasaría la procesión, encabezada por las jerarquías eclesiásticas, civiles, militares y académicas de la ciudad, y con la disciplinada asistencia de todos los estamentos sociales, cuya marcha cerraban los gremios de artesanos y los sindicatos de trabajadores. Era un honor participar en tales eventos, y Medellín en pleno lucía como un gran tapete floral. La memoria fotográfica de la ciudad da testimonio de las multitudes y de su fervor en tales procesiones saturadas de flores.

  El entorno rural de Medellín entró, poco a poco, a formar parte del ceremonial urbano, a partir del momento en que los organizadores de la Fiesta de las Flores, por intermedio de unos comerciantes de flores de la plaza de mercado de Cisneros, invitaron a un grupo de silleteros, de aquellos que bajaban de Santa Elena y se situaban en atrios de iglesias y otras plazas de mercado, o recorrían algunos barrios de la ciudad, para que, con sus respectivas silletas florales, hicieran un breve recorrido en el corazón de Medellín.

Pedro Antonio Soto Hernández, vereda Piedra Gorda, 1975

Esto ocurre en mayo de 1957, cuando se presentó la primera exhibición de silletas con flores en el parque de Bolívar, como un número más de la Fiesta de las Flores de ese año. Esos primeros silleteros, algunos de los cuales viven aún, ostentan desde esa fecha el reconocimiento como fundadores del desfile, que se reanuda tres años después como la Fiesta de la Libertad y de las Flores, con la segunda aparición de los silleteros como espectáculo destacado dentro de la celebración.

Eladio Atehortúa Ospina, vereda La Palma. Calle Carabobo, 1967

  El gran impacto social y estético de estos humildes personajes rurales y de su vistosa carga, como uno de los protagonistas de la Fiesta de la Libertad y de las Flores, se tradujo de inmediato en un importante despliegue de fotografías en la prensa local y nacional, así como en los noticieros de cine y de televisión. El Desfile de Silleteros había llegado para quedarse y permanecer en el corazón de la nación como un espectáculo excepcional en el calendario festivo colombiano.

Grupo de Silletas Tradicionales. Avenida 1º de Mayo, 16 de agosto de 1975

  Los recorridos iniciales de los desfiles de las primeras ferias emulaban la estructura y el tránsito por los lugares ya establecidos por el modelo religioso, y culminaban en el atrio de la Catedral de Villanueva. La monumentalidad de los altares del modelo religioso se transfirió gradualmente a la monumentalidad de las silletas del ceremonial cívico de la feria. En ambos casos, el tema floral subrayaba la disposición ceremonial de la población hacia lo sacro y lo profano.

1977

  El desfile siempre ha transcurrido por escenarios que destacan atributos arquitectónicos y urbanísticos de la ciudad, desde los ejes tradicionales de la vida social y comercial de Medellín, hasta las manifestaciones contemporáneas del espacio público y los nuevos emblemas de la ciudad del siglo XXI. En su trayectoria, el desfile realza y magnifica todo a su paso, lo que explica el atractivo que representa el espectáculo para las cámaras de los turistas y de la televisión. Sin discusión, el desfile se convirtió rápidamente en la imagen de postal más reconocida de Medellín, la ciudad de las flores.

1987

  De este modo, los recorridos definidos por la organización del Desfile de Silleteros han exaltado los trayectos más simbólicos del urbanismo, acompañando el proceso de transformaciones de Medellín: los silleteros en su desfile se han paseado por La Playa, por Junín, por Caracas, por Juan del Corral, por la Oriental, por Palacé, por Colombia y por San Juan, y han culminado en la Catedral Basílica Metropolitana, en el Jardín Botánico, en la Plaza de Ferias, en el Estadio Atanasio Girardot, en el SENA, en el Parque de los Pies Descalzos y en el Centro Administrativo La Alpujarra. Año tras año, ha sido la rúbrica de la Feria de las Flores en una ciudad que cambia y que a la vez permanece en sus tradiciones festivas más arraigadas.

Avenida 1º de Mayo, 1975

  El desfile ostenta, desde el 26 de septiembre de 2006, la condición de ‘Patrimonio Cultural de la Nación’, por decreto de honores del Congreso de la República. Tal exaltación marca la preponderancia de los aspectos inmateriales de su contenido festivo, que se expresan en la tradición artesanal de los arreglos, en las músicas, las comparsas, las danzas, manifestaciones que en su conjunto testimonian destrezas, habilidades y saberes que se han conservado dinámicamente con el transcurso del tiempo. Pero, por encima de todo, este reconocimiento, como bien patrimonial de la nación, acentúa el reconocimiento al proceso de elaboración manual de las silletas y su permanencia en la tradición del desfile.

Entrada de los silleteros al Estadio Atanasio Girardot, 1996

  El orden de marcha que el desfile conserva y los segmentos que lo constituyen expresan una jerarquía de motivos escénicos y una secuencia de acontecimientos que atraen la atención del público sobre el despliegue de energía, vigor, plasticidad y coordinación que exhiben los diferentes grupos que se desplazan por las calles y avenidas céntricas de la capital antioqueña.
La marcha posee ritmos que contrastan. Bien puede decirse que el lento paso de los silleteros y silleteras, bajo el agobio de la carga a sus espaldas, subraya el esfuerzo del trabajo físico y la callada labor del campesino en el surco de las montañas, frente al tronar de trompetas y tambores escolares o junto a la jovialidad y alegría de las danzas que enmarcan el recorrido de cada segmento de silletas, provocando en el público vibrantes emociones.

Noemy Ramírez Londoño, vereda Barro Blanco. Calle San Juan, 1999

  Los diversos grupos folclóricos de música y danzas que se intercalan entre las silletas en movimiento son, principalmente, bandas marciales escolares y chirimías o conjuntos musicales tradicionales, como también escuelas y agrupaciones de danzas, algunas pertenecientes a empresas o a entidades gubernamentales. La presencia de estos grupos anima ampliamente el desfile, al obsequiar al público hermosas coreografías colombianas, con un espectacular despliegue de trajes regionales que añaden colorido y arte al alegre y bullicioso recorrido de cada uno de los pasos o números que componen esta caravana de alegría. En los últimos años se han incorporado comparsas o representaciones escénicas de otras festividades especialmente invitadas, como ha sido el caso del Carnaval de Barranquilla o del Carnaval de Negros y Blancos, de Pasto.

El viaje a la ciudad sirve como pausa a las agotadoras jornadas que llevó la elaboración de las silletas, y como preámbulo al gran Desfile de Silleteros. Luis Fernando Soto, vereda El Llano; Jáder Zapata, vereda Perico.

Proveniente de Santa Elena, la caravana de vehículos cargados de silletas va haciendo su arribo al sitio de partida del desfile. Armando Londoño, vereda Barro Blanco.

El imponente Desfile de Silleteros, que llega hoy a sus 50 años, se cierra con la sirena del antiguo carro de bomberos, anunciando que el telón desciende tras el desfile hasta el año que viene.

El viaje a la ciudad sirve como pausa a las agotadoras jornadas que llevó la elaboración de las silletas, y como preámbulo al gran Desfile de Silleteros. Luis Fernando Soto, vereda El Llano; Jáder Zapata, vereda Perico.


Desde la apacible Santa Elena, estos hombres y mujeres, con sus silletas colmadas de flores, propician una tregua a la agitada vida urbana.

El sombrero de paja, la ruana, la paruma o tapapinche, el carriel, la vaina del machete y las cotizas en los silleteros; las blusas y faldas bordadas, el chal y la pañoleta en las silleteras es la indumentaria que añade vistosidad al desfile. Raúl Londoño A., vereda El Placer; Diego Alonso Alzate A., vereda Mazo; María Eugenia Grajales, vereda Piedra Gorda.

La silleta ha pasado la prueba del largo trayecto desde Santa Elena hasta las calles de Medellín. El silletero ultima detalles antes del desfile. Hernán Soto, vereda Pantanillo.

Como quien protege a una frágil criatura, la silletera cuida su carga del inclemente sol, mientras espera iniciar el recorrido del desfile. Gladis Elena Londoño, vereda Barro Blanco.

Expectantes, los silleteros finalistas al lado de sus silletas. El veredicto está próximo. Cada uno sueña con el galardón de ganador absoluto. Nelly García Zapata (ganadora, silleta emblemática), Gabriel Jaime Atehortúa (ganador, silleta monumental), Juan Carlos Grajales (ganador, silleta tradicional).

Monumentales, las silletas rescatan el asombro.


Este año, la imaginación se desbordó en un caudal de diseños alusivos a los cincuenta años del Desfile de Silleteros. Genoveva Londoño de Zapata, vereda Barro Blanco.


Cada silleta, cada diseño estampado en ella es objeto de comentarios y motivo de encuentro. El diálogo enriquece la tradición cincuentenaria de los silleteros de Antioquia.

En medio de las fragancias de las flores, de las ramas de pino, de la multitud de plantas utilizadas en las silletas, la silletera hace un paréntesis necesario, previo al inicio del desfile.

Los silleteros son agricultores, profesionales, empleados o estudiantes que en la temporada de agosto cambian su rol para desarrollar este arte de las flores.

Grupos artísticos de diversa índole acompañan a los silleteros durante su recorrido, lo que hace del Desfile de Silleteros un variado espectáculo.


Para la silletera es un honor desfilar con su carga de colores.


El Desfile de Silleteros ofrece imágenes que ocuparán para siempre un lugar en la memoria de quien lo vive.

El sol primaveral de Medellín realza el arte del silletero.

Los aplausos y las frases de aliento de los espectadores son la mejor retribución para los silleteros.

El arte, la imaginación y el empeño del silletero galardonado son la urdimbre y la trama que a su paso dejan huella en los miles de espectadores. David Atehortúa, vereda El Placer.

Este día será inolvidable para la silletera Nelly Alexandra García Zapata, ganadora absoluta, quien recibe el galardón de manos de la señora esposa del presidente de Colombia, Lina Moreno.

Visitar las distintas veredas de Santa Elena y entrar en las casas de sus pobladores es ir al encuentro de un mundo lleno de religiosidad y culto. En el desfile, los silleteros honran estas convicciones.


La ciudad hace una larga calle de honor a los silleteros de Santa Elena, donde resuenan los aplausos. Nadie quiere perderse esta fiesta multicolor.

Una vez los silleteros ganaron su sitial en la ciudad, ésta lo reconoció oficialmente y programó un desfile en su homenaje, de eso hace ya cincuenta años. Hoy, el Desfile de Silleteros es una impronta de la ciudad de Medellín.

El desfile integra fuertes motivos simbólicos de la cultura, patentes en los contrastes urbanos de una ciudad que, este día, exalta la nobleza y la fortaleza de su gente.

Dos de los símbolos más preciados por los antioqueños se encuentran con motivo del Desfile de Silleteros.

El Desfile de Silleteros es también un espacio para rendir homenaje a nuestros símbolos patrios.

Las silletas multicolores y las ataviadas silleteras siempre serán un atractivo visual.

Esta tarde, es tarde de fiesta en Medellín.


El popular dicho “Cuando pasa el silletero, es Antioquia la que pasa” se hace realidad en el Desfile de Silleteros.

Durante los 50 años del Desfile de Silleteros han surgido nuevas modalidades de silletas, como la emblemática, que difunden mensajes educativos o cívicos.

Flores y follaje son la materia prima de la que dispone el silletero, para esculpir sus tradiciones.


El jolgorio y la alegría son dos estados de ánimo que no se apagan durante la Feria de las Flores.

Medellín se viste de gala, alista sus calles, balcones y plazas para recibir a los silleteros. Para saludarlos y premiarlos.

Todo está listo: silleteros, flores, música, grupos folclóricos, vestuarios. Y la ciudad se colma de público para revivir sus tradiciones.

La animación corre de cuenta de un sinnúmero de agrupaciones artísticas y folclóricas, cuya participación eleva los ánimos de los miles de asistentes.

Aplaudidas tanto como las silletas, las bandas músico-marciales, las comparsas, los grupos folclóricos y los bailarines hacen parte de la inmensa coreografía del Desfile de Silleteros.

Inmerso en la algarabía del desfile, el silleterito sigue los pasos de los mayores para prolongar esta bella tradición. Jhonatan Zapata Atehortúa, vereda El Placer.

Para la silleterita es una fortuna desfilar junto a sus mayores. Los pequeños de Santa Elena se inician en el ceremonial silletero, que perdurará en su memoria.

La silletera lleva su mercancía a la usanza de las vendedoras de otras épocas, a quienes evoca. Amparo Parra, vereda El Placer; categoría pioneros.

Cada agosto, el Desfile de Silleteros trae a la ciudad de Medellín nuevos aires.

Los niños silleteritos tienen el honor y el privilegio de continuar la tradición de sus mayores.

El Desfile de Silleteros integra a la Medellín citadina con la Medellín rural.

Agosto en Medellín es sinónimo de vida, y todo acude a esta cita anual para refrendarlo.

Flores y silletera se fusionan transmitiendo nobleza, color y belleza.

Solemnidad e imponencia marcan el paso del Desfile de Silleteros, que encanta a propios y extraños.

Medellín cambia su semblante en ésta, su mayor festividad cívica; en sus calles se vive un ambiente de regocijo del que todos hacen parte.

En el Desfile de Silleteros, declarado Patrimonio Cultural de la Nación, se representa la diversidad cultural y étnica de Colombia.

Colombia es un mosaico de festividades regionales, que año tras año fortalecen los lazos fraternos.


Con su fresco y colorido surtido de legumbres y de flores, los campesinos recorrían caminos rústicos y solitarios en su viaje a la ciudad. El Desfile de Silleteros es un espacio ya reconocido, donde ciudad y campo se encuentran y celebran.

Los distintos componentes de la urbe se conjugan con las flores al paso del desfile.

Con pesos que casi alcanzan los 100 kilogramos, llevar las silletas durante el recorrido del desfile es un desafío que llena de orgullo al silletero. José Luis Zapata A., vereda La Palma.

Los diferentes trazados del desfile en su ya larga historia han exaltado siempre los atributos arquitectónicos y urbanísticos de la ciudad. El desfile hace su recorrido por el Centro Administrativo La Alpujarra, sede de los gobiernos departamental y municipal.

El Desfile de Silleteros es considerado el evento emblemático de Medellín. Miles de medellinenses y turistas celebran el paso de cada una de las cientos de silletas que desfilan.


El fino arte que despliega la silletera se puede apreciar en este detalle de la silleta ganadora absoluta de la histórica quincuagésima versión del Desfile de Silleteros.

El rico folclor antioqueño tiene cultores en las distintas regiones del departamento, y el Desfile de Silleteros es un escenario de lujo para su despliegue.

La acompasada marcha de las bandas, los grupos folclóricos con sus alegres bailes, el rítmico balanceo de las silletas en las espaldas de los silleteros constituyen un espectáculo sin par para gozar sin descanso.

Con motivo de sus cincuenta años, el Desfile de Silleteros rinde homenaje a los pioneros. En la carroza de fundadores se desplazan, entre otros, Ana Emilia Sánchez y Graciela Londoño.


La silleta emblemática es uno de los cuatro tipos de silleta. Se caracteriza por hacer referencia a eventos o, como ésta, por representar íconos asociados con la cultura de la región. Juan Guillermo Ramírez, vereda Piedra Gorda. Tercer puesto, Ganador de Ganadores.


Estos hombres de las silletas representan una comunidad que nace y crece en medio de un universo de plantas y flores… y, para rendirle tributo, labran con su imaginación y con sus manos ese singular decorado de madera, flores y follaje.

Esta es ya una historia de cincuenta años contada sobre los hombros de los silleteros, a quienes se les rinde un merecido homenaje. Silletero fundador Oscar Londoño, vereda El Placer.

Una ciudad incipiente fue el escenario para el comercio de frutas, flores y hortalizas traídas de la montaña en un rudimentario adminículo de madera que los campesinos cargaban a sus espaldas.

La presencia del Grupo Carabineros de la Policía Nacional añade solemnidad a un evento que se destaca por la diversidad de matices que exhibe.


Las festividades en Medellín han tenido una larga tradición bajo diferentes denominaciones, desde la Exposición Anual de Flores, Frutas y Hortalizas, en 1906, pasando por la Fiesta de Juegos Florales, Fiesta de la Libertad y de las Flores y Feria de las Flores a partir de la segunda mitad del siglo XX, donde el Desfile de Silleteros es su evento cumbre.


El desfile de silleteros, que deriva su esquema de las procesiones religiosas, guarda con éstas importantes similitudes, pero es el derroche de los arreglos florales lo que más los emparenta.

Texto: Edgar Bolívar Rojas

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